28 de diciembre de 2012


Paulo Futre: rojiblanco de corazón

La mejor forma de definir el espectáculo, la calidad y la grandeza futbolística solo requiere de una palabra, mejor dicho de dos, un nombre y un apellido: Paulo Futre. Este portugués llegado del Oporto se iba a convertir en uno de los jugadores más completos y de mayor técnica que los aficionados rojiblancos iban a ver correr por la banda izquierda del Vicente Calderón.

Paulo Futre
En el año 1987 llegaba directamente del fútbol portugués una joya futbolística que ya había empezado a deslumbrar a medio mundo. Había conseguido multitud de títulos nacionales e internacionales con su anterior club, pero al mismo tiempo había obtenido el reconocimiento del campeonato nombrándole mejor jugador de la liga portuguesa en dos de la tres temporadas que había jugado en el Oporto. Fue una petición expresa del, por aquellos años, presidente del Atlético de Madrid, Jesús Gil y Gil quién no paro hasta conseguir que ese gran jugador pisara el césped del feudo rojiblanco.

Futre disputó 205 partidos en su primera etapa con la elástica rojiblanca y en ellos marcó 54 goles. Consiguió dos Copas del Rey y un subcampeonato de la Liga. Podía jugar de delantero, de mediapunta o de extremo izquierdo pero lo importante no era de qué jugaba sino cómo jugaba. Era rápido, vertical, ágil, un mago del balón. Poseía un gran disparo y era un auténtico especialista a balón parado. Fue el máximo exponente de del contragolpe en el mundo del fútbol y para muchos fue el mejor jugador del mundo de la época. Llegó a ser condecorado con el Balón de Plata tras quedar segundo en la clasificación de goleadores en Europa.

Como ha venido sucediendo, sucede y sucederá a lo largo de los años de la historia de este club, hay jugadores que nada más llegar quedan prendados de él, de su afición, de su empuje, de sus colores rojiblancos. Nadie sabe que es, pero el Atleti tiene algo que todo aquel que lo descubre queda enamorado del club para siempre. Algo que atrapa y que no te deja indiferente. Futre fue uno de estos jugadores que quedó absolutamente obnubilado por el Atlético de Madrid y desde el día en que llegó al equipo por sus venas corre sangre rojiblanca.

Tal es su amor por el equipo colchonero que quiso venir a terminar su carrera futbolística al club del Manzanares. En su segunda etapa que tan solo se extendió durante la temporada 97-98, Futre apenas jugó diez partidos que fueron más de reconocimiento al trabajo bien hecho y de despedida de la que siempre será su afición.

Esta pasión que algunos futbolistas transmiten por el club es lo que les hace obtener un cariño multiplicado por mil por parte de la afición. El hincha sabe quién da todo por la camiseta que lleva puesta y ese será arropado por ellos eternamente. Paulo Futre lo daba todo en cada partido por el club, luchaba cada balón como si fuera el último y moría en cada jugada por el simple hecho de que había entendido la grandeza del equipo en el que jugaba y porque quería devolver a la afición una pequeña parte del aliento que él recibía cada domingo.

Tanto es así que después de abandonar el fútbol, volvió al club de sus amores como director deportivo. Sacó al equipo del infierno de Segunda y en 2003 dejó el cargo para convertirse en un aficionado más al que podemos encontrar cada quince días en el Vicente Calderón. Futre será eternamente rojiblanco de corazón.


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