28 de diciembre de 2012

José Francisco Molina: el cerrojo

Francisco Molina
El mundo del fútbol es muy injusto, siempre se lo bueno de los delanteros y lo malo de los porteros; los guardametas son siempre los eternos olvidados. Siempre se ha dicho, y es cierto, que se ven más los fallos de los porteros que los aciertos, pero no nos podemos olvidar que con sus paradas y sus buenas intervenciones, ellos salvan partidos, dan títulos y, sin embargo, son a los que menos importancia se les proporciona. Por este motivo en esta lista de mejores jugadores del Atlético de Madrid no podíamos olvidarnos de darle el lugar que se merece uno de los mejores porteros que han defendido el arco rojiblanco, José Francisco Molina.


La portería es un puesto que en el Atlético no ha sido muy regular, es más, desde la salida del club de Molina ningún portero ha destacado por apilar un gran número de temporadas en ella. Cabe destacar que junto con Molina, Abel Resino fue el otro cancerbero que dejó huella en el club, de hecho consiguió el récord de imbatibilidad en la Liga que a día de hoy se mantiene y que asciende a 1275 minutos sin encajar un gol.

José Francisco Molina llegó al Atlético de Madrid, procedente del Albacete Balompié, en el año 1995 junto con su compañero y gran defensa rojiblanco, Santi Denia. Disputó 248 partidos con la camiseta del equipo rojiblanco y obtuvo en su primera temporada como colchonero el Trofeo Zamora que le acreditaba como portero menos goleado de la temporada. Fue el portero titular durante la temporada 95-96 y, con eso uno de los culpables, de que el equipo obtuviese el Doblete. Sus grandes paradas salvaron más de un partido importante durante el campeonato.

Permaneció en el equipo hasta el año 2000 donde, tras producirse el descenso a segunda división del Atlético, fue vendido al Deportivo de la Coruña donde continuó su carrera deportiva hasta que un cáncer de testículo le apartó de los terrenos de juego por un gran periodo que se extendió hasta el año 2006.

Su buena actuación en el Atleti no pasó desapercibida ya que en más de una ocasión fue llamado a rellenar las listas de las convocatorias de la Selección Nacional de Fútbol. Fue convocado para la Copa del Mundo de 1998 disputada en Francia e incluso para la Eurocopa 2000. Curiosamente, su debut con el combinado nacional nofue como portero. En un partido contra Noruega, y con todos los cambios de jugadores de campo agotados, se lesionó uno de los defensas y Molina salió a sustituirle ocupando la demarcación de lateral izquierdo, posición en la que no se desenvolvía mal.

José Francisco Molina era uno de los mejores porteros con los pies y poseía una cualidad que cada día se va perdiendo más en los arqueros actuales, salía a por los balones de área, no se quedaba esperando debajo del larguero. Era valiente y aguerrido y eso lo supo ver la hinchada colchonera para quien, Molina, forma parte de la mejor historia atlética.
  

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