28 de diciembre de 2012


Fernando Torres: eterno sentimiento rojiblanco

¿Qué se puede decir de un jugador que ha pasado toda su vida en las categorías inferiores del Atleti? ¿Qué se puede decir de un jugador que ha rechazado grandes cantidades de dinero, ofertas mareantes, grandes oportunidades deportivas todo por conseguir triunfar en el club de sus amores? ¿Qué se puede decir de El Niño más grande que cualquier atlético ha visto jugar?

Hablar de FernandoTorres es sinónimo de hablar del Atleti. Nadie mejor que él ha representado los colores rojiblancos. Nadie mejor que él comprende lo que es vestir la elástica colchonera. Nadie mejor que él para definir el eterno sentimiento y el eterno amor a unos colores que siempre llevará en su corazón.

Si buscamos una fecha de llegada al club, deberíamos remontarnos al año 1995, Torres tenía 11 años y acaba de deslumbrar la temporada anterior tras haber anotado 55 goles en el campeonato. Este fue el inicio de una aventura que, aunque ya no juegue en las filas del club del Manzanares, nunca acabará.

Fernando Torres
El 27 de mayo de 2001, el entrenador por aquella época del equipo rojiblanco, Carlos García Cantarero, hacía debutar a un chaval muy joven que apenas se le conocía y sin embargo iba a dar muchas alegrías. Pronto empezó a demostrar su calidad ya que tan solo una semana más tarde de su debut Fernando anotó su primer gol contra el Albacete. Desde ese momento su vida y la de los atléticos cambió por completo, estábamos ante uno de los mejores delanteros que habían visto los hinchas.


Con Luis Aragonés en el banquillo, Torres terminó de explotar su calidad y se reivindicó como el futuro del Atlético de Madrid. El Niño lo fue todo para su club. Con tan sólo 19 años fue nombrado capitán. Año tras año él tiraba del equipo, daba la cara en cada partido cuando muchos de sus compañeros no sabían ni a lo que jugaban, nunca bajaba los brazos y luchó hasta el final por intentar triunfar en el club que le había visto nacer, el club de sus amores y por el que profesaba un amor infinito.

No fueron una, ni dos, ni tres veces las que Fernando Torres tuvo que salir a desmentir su salida del club y su amor incondicional por le Atleti. Todos los veranos era la misma canción, había un equipo interesado en él y todo el mundo le vestía ya con una nueva camiseta, incluso con la del Real Madrid, club en el que, como él mismo ha reiterado, nunca jugará.

Torres aguantó todo lo que pudo, y no fue poco. Tras años y años rodeado de jugadores mediocres, de tirar del carro él sólo, de sacrificarse por el equipo y no recibir nada a cambio, El Niño había crecido y decidió probar suerte en otra liga para intentar crecer individualmente y permitir a su Atleti crecer sin él.

Al Liverpool se marchó un delantero rápido, fuerte, con gran zancada, con gran disparo y con mucho gol pero también se marchó un trocito del corazón de todos los atléticos que allá donde vaya el jugador fuenlabreño allá irán sus corazones.

El destino azaroso quiso que el equipo de sus amores y su, por entonces, actual equipo se enfrentarán hasta en cuatro ocasiones y a su vez, el destino también quiso que El Niño  no pasara el mal trago de tener que enfrentarse a su Atleti puesto que estaba lesionado. No fue hasta el pasado mes de agosto, con Fernando Torres militando ya en el Chelsea, cuando tuvo que enfrentarse alclub colchonero en la Supercopa de Europa. Un partido en el que pasara lo que pasara le dejaría un sabor agridulce.

Antes de su marcha, Torres se había erigido como un ídolo para la parroquia colchonera que había valorado la paciencia y el sentimiento que sentía el delantero hacia la camiseta que había vestido desde bien pequeño. La hinchada le adoraba, le adora y le adorará siempre, porque siempre será uno de los suyos. Tras su marcha, las constantes muestras de amor y cariño hacia el equipo de su vida, a través de declaraciones o con banderas y bufandas del Atleti tras ganar títulos con la Selección Española, han hecho que El Niño  se convierta en leyenda viva de los aficionados del Calderón. Pase lo que pase y juegue donde juegue, Fernando Torres siempre será un eterno rojiblanco.



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